A tiro de piedra del rio Tinto un murmullo busca pelea. Varias contestaciones de un tipo que no se ha acabado de ir; solo se ha alejado para mejorar la perspectiva. La voz no es tan peculiar como juicioso el tono, y hay en lo que dice el inconformismo de un loco.
Escupe palabras afiladas como el rostro de un difunto: Nos hemos hecho mayores, dice y que quizá no merecía la pena correr tanto para llegar a esto. ¿Era necesario abandonar los sueños y pasarse al enemigo?.
Entrando a la izquierda Quintero espera. A su alrededor perdedores, harapientos y raros. Nada queda que no haya preguntado ya. En verdad lo mejor no era el futuro sino el instante que vivimos aunque ahora esa revelación cause el mismo efecto que una buena noticia dicha a los huéspedes de un cementerio.
Y escuchando noqueado tanta duda sin respuesta , el Loco baja y antes de despedirse entre carcajadas dice a modo de fandango que soledad no es estar solo, es estarte a ti queriendo y que tu quieras a otro.
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