24 DE ABRIL DE 2017

SWAZILANDIA

-El mejor de los viajes siempre es el próximo-

El reino de Swazilandia parece un lugar ideado para un cuento mágico, pensado para la pantalla. La realidad es bien distinta.

A pocos kilómetros de la frontera está la capital, MBABANE, de la que nadie, nunca, ha oído hablar. Tal es así que siendo el destino elegido en el día de hoy, aun me cuesta recordar el nombre, como suele suceder con los sitios donde nada meritorio sucedió, ni para lo bueno, ni para lo malo.

El país ofrece montañas por doquier y parece poco habitado, al menos en lo que atañe a la periferia de la capital que realmente es todo el país dada la menguada extensión.

Mancini es una ciudad fea y la más poblada del país pero los suazis parecen no tener reparos ni prejuicios con la estética y sonríen constantemente. Los suazis se conducen amables y se ven venir a cien metros aun a la caída de la tarde pues a pesar de que su negrura comienza a confundirse con las sombras, les brilla la sonrisa en una dentadura que pareciera poco usada.

El día de hoy, 24 de abril, es la onomástica del rey MSWATI III, del que tampoco ha oído hablar nadie, nunca. Su símbolo es el león y su gobierno monarquía absoluta desde 1968. MSWATI III ejerce todos los poderes y según la tradición gobierna junto a la reina madre llamada INDOVUZAKI o «GRAN ELEFANTA».

Lo cierto es que no se me ocurre otra conclusión, sabiendo que es su madre y que porta ese apodo, gran elefanta, que la que manda es la madre. Nada nuevo por otra parte.

En Swazilandia es posible encontrar un lugar para mochileros como el legens o el lidwala lodge y compartir una habitación de 6 literas con otros extraños que por impulsos parecidos aquí han orillado. África carece de razones y este rincón es inexplicable salvo que la razón sea la habitual respuesta contundente de quien escala Everest, ¿Por qué lo hace?. Pues porque está ahí.

25 de abril de 2017

SWAZILANDIA

Sin duda habrá rasgos diferenciadores entre los bantúes, aquellos que son suazi y los minoritarios zulús,, pero a mí me parecen todos ellos negros uniformes que mas allá de elementos secundarios de talla, peso y pelo, nada tienen de singular con respecto al de al lado.

MANTENGA es una reserva cercana, justo en el camino de la embajada de Estados Unidos que permite visitar un poblado bantú, ver sus danzas tribales ceremoniales y pasear por la selva.

Un orondo swazi que hace las veces de guarda o vigilante, sale al paso; es todo sonrisa y buen carácter e indica el sendero a seguir hasta las cataratas en lo que asegura es un paseo maravilloso.

En el rio hay cocodrilos. Se ven fácilmente en la orilla en actitud de sospechosa quietud. Está absolutamente prohibido bañarse, reza un cartel. Me imagino que si hay que poner un cartel es que hay quien se bañe. Y si hay quien se baña viendo el percal se puede llegar a entender un poco más a los africanos cuando es común oírles sentenciar: ¡¡¡Los blancos están locos!!!

El rey de MANTENGA fue el apodo apropiado para sustituir el nombre de pila del guía que, a fuerza de intentar recordarlo, se olvidó definitivamente y si alguna vez se supo, seguro que era impronunciable.

A medida que avanzábamos, el rey de MANTENGA daba breves explicaciones del lugar señalando con su cayado aquellos lugares que él creía de interés y así contó, que en Swazilandia y en su parque en particular, había más de sesenta tipos de serpientes, pero que solo una docena de ellas eran peligrosas y que si te picaban te mataban.

Nombraba a la pitón africana y a la cobra. Pero la más peligrosa es la manba, decía, porque era muy rápida y no daba tiempo a huir. Y mientras esto contaba señalaba con su bastón unas hierbas altas a nuestro lado, del tipo de donde solían camuflarse esas serpientes mamba, justo por donde nos encaminábamos. Y mientras esto sucedía y al hilo de la historia que narraba el orondo africano swazi, informaba que, por suerte, en África y en su parque no había anacondas y con esa reciente información todos respirábamos aliviados. Y al poco, mientras cruzábamos las hierbas altas repetía señalando el follaje:….. pero sí hay mambas. Y mientras el sonreía mi imaginación me decía que nos miraba divertido y de reojo.

El japonés Yuri estuvo con nosotros toda la mañana, desde el día anterior en que apareció consultando un mapa en una esquina de MANCINI. Decía llevar dos años de viaje ininterrumpido y calculaba que le quedaban otros dos para volver. Siendo japonés seguramente su cálculo sería preciso porque Yuri parecía tener calculado hasta los resfriados de aquí al regreso y los días de baja.

A mí me pareció como desvalido, pero no debía serlo. Aunque de aspecto canijo se estirazaba hasta alcanzar la altura del bambú y observándolo andar a pasos cortos y ligeros, movía los brazos en un balanceo armónico y constante, de izquierda a derecha, a la par, sincrónica, como el héroe animado de un videojuego manga.

Lo despedimos en su camino hacia LESOTO deseándole fortuna mientras él lo agradeció con su voz de mimbre. Un tipo con determinación, Yuri Traveler como se hacía llamar.

Tiene este país un aroma a orden, sosiego y calma aun sepultados en la miseria. Y todo lo anterior, las carencias y los datos sobre hambre, la esperanza de vida raquítica y el credo extendido de que no hay mas esperanza que la de darse bocados unos a otros;  y la certeza de que se fabrican un numero notable de ataúdes que no alcanzan el medio metro de longitud; todo lo anterior, que seguramente es cierto, no logra quebrar una estampa de armonía que embelesa.

A mí me parece que dadas las circunstancias les fuera permitido perder la compostura, pero no; conservan la dignidad en sus africanas maneras tal y como la orquesta del Titanic tocaba cuando ya el agua abrazaba fría sus tobillos.