22 DE ABRIL DE 2017

      En mi caso, no viajo para ir a un lugar e particular, sino por ir. Viajo por el placer de viajar. La cuestión es movernos

                                                                                                                                                                                                                                                                                                        ROBERT LOUIS STEVENSON

En mi caso, a medida que avanzo me atormenta la urgencia del paso siguiente y así, una y otra vez, y otra vez, esperando encontrar un paraje, un paisaje, una luz. Sé que lo busco, cualquier cosa que sea

Salir hacia la frontera con Sudáfrica supone un esfuerzo extra si eres «el motorista» como llaman aquí al chófer. Los peligros vienen de la carretera que cada cual usa según un criterio personal de prioridad y del exterior de ella, en los arcenes, donde hormiguean de todas las edades: todos con el peso de haber nacido en Mozambique.

Hay hora y media hasta la ciudad de Resano García por lo que lo lógico es tardar tres horas de camino y , por puro azar de las cosas del vivir un autoestopista nos pagó su pasaje con interesante información y otras gestiones valiosas en el puesto fronterizo.

«Hacer chapa» parece llamarse eso de buscar a quien te lleve. La frontera se asemeja a un invento más para aliviar de cuartos al viajero. Decenas de tipos en el lado de acá pretendiendo que no te escapes sin dejarles tu ultimo billete. Lo cierto es que parece que la Cafreria Británica no es a la que vamos sino la que abandonamos.

A modo de apunte, la Cafrería fue una colonia dependiente del Imperio Británica que se corresponde a territorios de la actual Sudáfrica.

Cafre era el término usado por los árabes para referirse a los habitantes africanos negros del sur de África. La palabra ha hecho fortuna.

En Paradise Creek, un alojamiento situado en MALELANE, una noche de tránsito hacia el Parque Nacional Kruger se convirtió en una tertulia alrededor de seis cervezas con el dueño del lugar; un sudafricano blanco de trato o cordial y verbo inquieto. Habla de Sudáfrica con la emoción de un patriota mostrando al visitante, normalmente europeo, que toda África «no es igual».

En cierta medida es algo que se nota al pasar la frontera, diría yo: pero el sudafricano blanco, orgulloso, lo dice repetidamente para, parezca lo que parezca allá en Europa, que nos quede claro que toda África no es igual.

Y al decirlo recuerdo una anécdota apócrifa de dos señoras que charlaban tomando café y pastas. Una de ellas revelaba que era un hecho conocido que el hombre proviene del mono. La que observaba y escuchaba, viendo el talante ajado y desaliñado de quien eso contaba, en comparación con ella misma, su pulcritud y aseo manifestó: Estoy dispuesta a admitir que el hombre procede del mono……pero siempre y cuando admitamos también que no todos los monos eran iguales.

Pues así mismo el sudafricano blanco admite que su tierra es África, pero cuando aceptemos que no todo África es lo mismo. Y no esta carente de razón

23 DE ABRIL DE 2017

SUDÁFRICA

Doctor Livingston , supongo.

Henry Stanley 10/11/1871 en Ujiji, Lago Tanganica, Tanzania

Definitivamente KRUGER NATIONAL PARK merece una visita. Cuenta con unos diecinueve mil kms de extensión, lo que viene a ser como Cáceres y se extiende por unos 350 kms de norte a Sur y más de 60 kms de Este a Poniente. Hace cien años, David Livingston, que es quien se dice estuvo por aquí, no estaría sujeto a estas marcas pero sin duda hoy en día es el precio a pagar por continuar experimentando la sensación única de encontrarte. Despertamos repentinamente con un grupo de jirafas por la sabana que surgen tras un crujido creciente de ramas secas.

Son las seis de la mañana. Asistidos de un ranger y un camión de avituallamiento, la sabana parece esperar silente las primeras gotas de claridad y entonces, se despiertan los sonidos, creciendo en intensidad. Impalas aparecen sorpresivas y en manada, brincando y coceando al aire como si desperezaran. Verlas de cerca diluye la imagen que Disney prendió en el imaginario colectivo y aparece el animal salvaje que realmente es. Solo es una pequeña muestra de lo que acontecerá después. El despliegue de elefantes y búfalos sobrecoge; y a medida que pasa el día y surgen a su albedrío cebras y jirafas, rinocerontes e hipopótamos, todo parece tan magnífico que queda claro que madrugar valió la pena y que venir fue un acierto a pesar del precio, a decir del sudafricano blanco.

Por la tarde descanso en Paradise Creek junto a un gintonic que por las circunstancias del día y la natural tendencia a la fantasía del paraje se diría que no solo combate la malaria sino que la fulmina.

La versión más extendida dice que la quinina, mezclada en agua tónica era el arma de los soldados de Su Majestad en las Indias para combatir la malaria; y que sabía a rayos

Por la razón anterior, los soldados decidieron buscar una forma más llevadera y refrescante para pasar el trago medicinal contra el paludismo. Así dicen que surgió el gintonic, mezclando ginebra con aquello que sabía a rayos y que en esa noche de safari sudafricana, en Paradise Creek, a mi me pareció que nada podía ser mejor forma para acabarla.